CUANDO LOS BANCOS ERAN PERSONAS

CUANDO LOS BANCOS ERAN PERSONAS 

Es un recuerdo del pasado que pasa por mi mente, antes nos trataban en todas partes como personas decía mi abuelo. Ellos sí que establecían relaciones de confianza real con los bancos, cuando se podía, cuando sentían que su dinero estaba a salvo allí.

Ahora uno tiene que andar agarrando la cartera para que no le cojan gusto, y si te descuidas y pestañeas ya te has llevado la nueva Tablet, y no sabes por qué has accedido a comprar su nuevo producto bancario, pero te la han colado.  Por eso te quieren y se hacen amigos tuyos, tú no lo sabes, pero les presionan mucho por detrás, necesitan conseguir unas cifras diarias, semanales, mensuales. . .

Pero lo más triste es que ellos deberían de ser un instrumento para ayudar a las personas que en este país luchan por salir de esta maldita crisis, si no hay trabajo te lo inventas, y si no hay dinero, ni te lo puedes inventar ni lo pintas. ¿Qué haces entonces? Tiras de tu círculo hasta que llegas al límite, y entonces suceden historias terribles. No es ser sensacionalista, es una realidad muy dura que vivimos y que poco sale en los medios para la importancia que se le debería de dar. La lacra de muerte por violencia de género, suicidios, gente que vive en la calle, sí, son personas que han perdido la esperanza y se les va la cabeza.

Pero, ¿Cuál es la solución? Pues está muy bien salvar a los bancos con 100.000 millones de euros, un país tiene que tener liquidez, tiene que soportar una economía, no lo discuto, pero un país también tiene personas que necesitan vivir. Nuestro sistema bancario tiene a personas detrás no solo máquinas que es lo que parece que son. Ellos deciden a quien entregar sus productos financieros, y eso siempre a cambio de suculentas comisiones.

A título personal creo que a los bancos se les ha olvidado pensar que toda la posible ayuda a los negocios unipersonales de este país va a generar que el dinero circule más y que nuestra economía mejore, gastemos más, invirtamos más en nuestro mercado nacional y podamos ser más competitivos con el resto de países de la U.E. Tampoco se acuerdan que la invención de los microcréditos fue para mejorar la economía de los pequeños negocios, eso no está bien, ¡está fatal! Y sí, que gracias a ello las economías de países tercermundistas del finales del siglo XX mejoraron notablemente y minimizaron la pobreza en algunos países, eso ha quedado completamente en el olvido.

¿Por qué aquí nadie apuesta por regenerar la economía española?  A los políticos se les llena la boca con decir que van a generar riqueza, pues bien, que me digan ¿Cómo? Por donde empiezan, porque están tan relacionados la banca y los políticos que son incapaces de apoyar al que de verdad necesita lo mínimo para lanzar su proyecto, y comer de él. ¿La idea es solamente capitalizar el paro? ¿Es convencer a los ciudadanos con el discurso de que emprendan, se lancen sin paracaídas y sin frenos a la complejidad de montar un negocio?

¿Están todos los parados capacitados emocionalmente o poseen la cultura empresarial necesaria para acometer cualquier proyecto que ideen? Las respuesta es NO, y hay que prepararse y eso señores míos, lleva tiempo y dinero, y si no tienes tiempo tienes que pagar a que otros decidan por ti porque tienen conocimientos y experiencia. Pero eso es lo más difícil dejar que otros tengan la razón y además les pagues, eso no es de recibo. Es mejor invertir los 100.000 € de tu indemnización del último trabajo, y perderlos porque hay que actuar rápido, sin pensar, sin reflexionar. Y eso es lo que no nos hace competitivos en Europa, no aprendemos de los mejores, no nos especializamos y ahorramos en lo que no tenemos que ahorrar, las cifras del fracaso está ahí. Pues si señores, emprender es algo serio, de valientes, pero de valientes con cabeza, pensemos, y si es necesario vamos a informarnos de todas las opciones, y si se tiene tiempo hay que prepararse para adquirir los conocimientos necesarios adquiriendo así una seguridad. Moverse sin cesar, estar en muchos saraos, eventos, cursos, talleres, tener claro que el que más preparado esté será el que sobreviva, y el que mayores contactos tenga, también. Entonces, ¿emprendemos con cabeza?

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